Capítulo 3 «Alma»

DAMIEN

Ha sido un entreno duro el de esta mañana. Quería darme un respiro esta tarde hasta que no tuviera que ir a las 8 de la noche al teatro pero me ha llamado Gabriel para quedar y todas mis buenas intenciones se han ido a paseo. Ahora hace tiempo que no lo veo. Tenemos trabajos muy distintos con horarios casi imposibles de combinar, así que me doy una ducha, me cambio el chándal por unos vaqueros y una chupa de cuero. Algo de colonia y ¡listo!
Vamos a tomar unas birras al bar de siempre. Nos ponemos al día de las últimas novedades. A él le han encargado una gran obra de varias plantas, es arquitecto, y hay mucha pasta en juego. Yo sólo puedo contarle lo de siempre, que sigo bailando.
El problema viene cuando al día siguiente llego al teatro para ensayar. Alana está que trina. Nunca la había visto tan cabreada.
-¿No me expliqué bien ayer?
-¿A qué te refieres? –pregunto sin comprender nada. Véronique nos mira a los dos con la misma cara de alucinada que debo poner yo.
-No sé en qué mundo vivís. ¿No leéis las noticias, ni twitter, Facebook o instagram?
-La verdad es que no tengo tiempo ni para respirar, mucho menos para las redes sociales. No sé si te das cuenta pero acabamos agotados con los ensayos –me quejo.
Alana busca en su móvil con cara de resignación y me muestra la pantalla. Allí estoy yo con Gabriel, la tarde anterior, riendo en la mesa del bar.
-¡Cojones! ¿Pero quién nos las ha hecho? ¡Si no vi a nadie!
-¿Crees que esa es mi preocupación? ¿O Imaginas acaso lo que me importa si eres gay, hetero o bisexual?
-No debería importarte, desde luego –afirmo con orgullo.
Véronique se queda atónita. Creo ver en sus ojos incluso un ápice de desencanto.
-A mí lo único que me importa es lo que escriben junto a la fotografía y que destruye la posibilidad de que la gente fantasee con vuestra posible relación. Dice así, te lo leo yo para que tomes conciencia de cómo suena. “ Damien otagne ha sido visto en un bar con una agradable compañía a juzgar por sus miradas y sonrisas de complicidad”. Como ves, la gente de la calle, necesitamos ver amor no sólo en la obra. Voy a tener que cambiar de táctica. Esto afecta por completo a todo lo que habíamos hablado, te puedo decir que me estoy planteando incluso cambiar de protagonistas.
-No vas a necesitar hacer nada de eso –digo malhumorado por tener que reconocerlo.
-¿Qué quieres decir? –pregunta Alana todavía ofuscada.
-Los que han escrito eso son unos imbéciles que no han sido capaces de buscar ni una mísera información sobre mí. Ese que ves ahí, es arquitecto y es mi hermano.

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