Las farolas iluminan las calles, resguardados por la intimidad que nos presta la oscuridad de un portal estiro del cuello de tu Jersey.
En un principio, sólo pretendo besar tu hombro. Te cubro con mi cuerpo apoyados contra la pared. Tú acaricias mi cintura y mi espalda.
Acaricio tu piel bajo la ropa y respiro el dulce aroma de tu cabello. Tú tiras de mi cinturón hacia tu cuerpo presionándome contra ti. Y sin darnos cuenta, nos deseamos.
Por la calle estrecha pasa un taxi solitario. Entre sonrisas nos arreglamos la ropa y lo paro para que nos lleve a mi hotel.
En el coche me olvido de la bella ciudad iluminada, tan sólo tengo miradas para ti y tu sonrisa.
Subimos a mi habitación y casi sin cerrar la puerta, te como a besos en la entrada. Tú desabrochas mi camisa mirándome a los ojos.
En mi cabeza suena una melodía mientras te desnudo lentamente y beso cada centímetro de tu piel.
Desnuda te acercas al balcón desde el que se ve un edificio emblemático iluminado de varios colores.
Abres la puerta de par en par y el frescor de la noche nos envuelve. Te abrazas a mi pecho buscando mi calor.
Eres bella e irresistible. Hacerte el amor sucede de forma natural y espontánea.
Acariciarte con todo mi cuerpo me lleva a un éxtasis que me remueve de pies a cabeza y exhaustos los dos dormimos abrazados.
Por la mañana aún sigo ahí, deseando repetir antes de ir al trabajo. No sé qué te han contado de los hombres pero yo…
…Yo sí estoy enamorado.
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