Una ducha de placer

Este jueves 7 de junio a las 22:00 hora española peninsular, voy a darme una ducha con ustedes y espero que me acompañen con la imaginación…

He preparado una mullida toalla que coloco en uno de los estantes frente a la pared de cristal de la ducha.
Dejo mi móvil sobre el espacioso lavamanos con el vídeo de una vela y una dulce melodía a modo de banda sonora.

Apago la luz. Ésa será toda mi iluminación.


Abro el grifo de la ducha, elijo la versión de máxima dispersión para que el agua salga suave y abundante. Espero a que se caliente mientras me quito la camiseta por la cabeza con un solo brazo. Desabrocho mi cinturón, el botón y bajo la cremallera de mi pantalón despacio.


Los tejanos cortos caen al suelo. Compruebo que el agua ya está caliente y a la temperatura que me gusta.


Deslizo mis bóxer hasta los pies y entro en la ducha. El agua empieza a bajar por mi espalda desde la nuca. Noto el cosquilleo caliente que me recorre la columna vertebral. Un placer que contribuye a mi primera excitación.


Me doy la vuelta para que el agua caliente también recorra mi pecho y se deslice hasta mi sexo, otro de los momentos que hace que mi pene se muestre erecto mientras el golpeteo de la lluvia cálida lo acaricia.


Levanto mis brazos contra la pared embaldosada y el agua esta vez cae sobre mi cabello. Dejo unos minutos que lo empape, cerrando los ojos, concentrándome en la música. Tomo mi champú para enjabonármelo.


Una vez aclarado, vierto unas gotas de gel masculino sobre mi esponja natural. Empiezo por mi cuello, el hombro, el brazo…


El agua sigue cayendo por mi espalda. Resbalo la esponja sobre mi pecho que roza mis pezones y los eriza. Imagino a una mujer a mi lado, acariciando su cuerpo del mismo modo que lo hago yo.


La espuma llega hasta mi miembro en erección, con mi mano lo acaricio arriba y abajo mientras tiro mi cabeza hacia atrás para dejar que el agua se deslice desde mi cabeza. El calor me recorre el cuerpo. Resbalo la piel que recubre mi glande para que se empape de agua y jabón. Recuerdo a la última mujer que me vio hacer esto. Recuerdo su reacción. Se agacho a mi lado para tomarlo entre sus labios y lamerlo. Fue el orgasmo más placentero de la historia. Ella estaba tan excitada que se corrió en mis manos con sólo acariciarla suavemente.


Me excito de nuevo al pensar en sus gemidos. Me acaricio de nuevo para volver el glande a su escondite. Ahora no voy a correrme aquí. Alguien me espera en la habitación y no quiero defraudarla.


Acabo de enjabonarme con la esponja. Cada centímetro de mi piel se impregna de su perfume que se mantiene incluso después del aclarado. Me anudo la toalla a la cintura y salgo del baño en dirección a mi habitación. Voy a darle todo lo que espera de mí, voy a esmerarme en que esta noche no logre olvidarla. Estoy bien preparado para ello.

Y ustedes? Querrían un poco de sexo conmigo?

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