

Me quedé dormida un buen rato más, soñando con cuentos de finales felices y me levanté de muy buen humor al oler el café recién hecho de mi padre y oír el ruido de las tazas en la cocina.
-¡Buenos días, papá! -le dije con una sonrisa de oreja a oreja.
-¡Hija! Si esa litera es capaz de cambiarte el humor de esta manera, tendré que pedirte que cambiemos de cama si algún día me da bajón -me dijo sorprendido dándome un beso en la frente.
Llevé las tazas y unas galletas a la mesa del salón comedor. Como iba a ser habitual a partir de entonces, todas las ventanas de madera estaban abiertas a modo de toldo en su posición más alta, al igual que la puerta. Parecía que no tuviéramos fachada delantera. Era como comer en la misma calle.
-¡Que aproveche, vecinos! – Me dijo un señor algo barrigón con una gran sonrisa y bigote blanco que pasaba en ese momento por allí.
-¡Gracias! -contesté aturdida. Ahora empezaba a entender la frase de mi padre: «es muy familiar».
Mientras desayunábamos, varias personas nos saludaron del mismo modo amable cuando pasaban por delante de nuestra caseta y hacían lo mismo con el resto. Empezaba a sentirme como en casa pero cuando recordaba a las chicas del día anterior, notaba una punzada en el estómago. Aquella gente no tan amigable también vivía allí y estaba segura que volvería a encontrármelas.
-¡Hija! me voy a ir a pescar con el señor Ramón, es nuestro vecino de la última caseta, la de la esquina. Me ha dicho que se ha comprado una barca nueva que quiere estrenar y como soy algo manitas con los motores, me ha pedido que le ayude.
-¡Vaya! ¿Ya has hecho amistades??? No tengo ni idea de cómo lo consigues tan pronto. ¡Ojalá me pareciera más a ti!
-No seas gruñona. Cuando yo tenía tu edad también era reservado. Hasta que me di cuenta de que la vida hay que disfrutarla. ¿Tú estarás bien? No me gustaría que a mi regreso estuvieras tan desanimada como ayer.
-No te preocupes papá y ¡diviértete! Yo también tengo que inspeccionar la zona. Quizás me ponga el bañador y baje a la playa -dije, pensando en el chico rubio que hacía surf por la mañana. A lo mejor tenía suerte y podía verle de nuevo.
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