Cuando logré tranquilizarme decidí desandar el camino y volver a la urbanización de casitas de madera. Desde las vías del tren sólo se veían los pequeños ventanucos de las habitaciones, la parte trasera de las casas. Imaginaba que tendría los labios y los ojos hinchados de tanto llorar y seguramente la nariz roja. Me dabaSigue leyendo «Episodio 17 «Eloise, ¿Por qué sonríes al mar?»»